domingo, 31 de julio de 2016

8°ENCUENTRO NACIONAL DE POESÍA MAX ROJAS CIUDAD DE MÉXICO 2015 PRIMER DÍA La tarde noche del 23 de octubre de 2015, la Galería de Arte V&S abrió sus puertas una vez más a la poesía en honor a Max Rojas. En este primer día contamos con la presencia de los poetas Hugo de Mendoza, Marcela Romn, Marian Pipitone, Henry de Luque y Andrés Cisneros de la Cruz. Un magnífico día para la poesía y la amistad. La lluvia llegó puntual, así como los versos y el calor de la amistad que unía a nuevos y viejos cofrades.
SEGUNDO DÍA Por primera vez El Cerrojo brindaba su magnífico espacio para el encuentro Max Rojas. La noche del 24 de octubre de 2015, rodeado por el ambiente festivo y melancólico que brindan las calles del centro histórico, contamos con la presencia de variadas voces poéticas que confirmaban su talento y calidad con cada verso leído. Ángel Carlos Sánchez, Manuel Becerra Salazar, Rocío García Rey, Joe de la Rosa y Leticia Luna, embrujaron El Cerrojo para hacernos pasar una velada llena de poesía y bebidas espirituosas.
TERCER DÍA Para la tercera noche de este encuentro, la Galería de Arte V&S volvió a ser nuestra casa. Con voces interesantes y propuestas de calidad, los poetas llenaron la galería con un público que en todo momento respondió a los escritores. Ovidio Ríos, Marco Villavicencio, Jerry Escalante, Refugio Pereida, Jorge Contreras, Daniela Dávila y Francisco Alatorre, fueron los encargados de homenajear a Max en esta tarde de frío. 30 de octubre de 2015, noche, cerveza, café y poesía…
CUARTO DÍA 31 de octubre de 2015 y la ciudad se quema entre la noche y la palabra. Como cada año, el encuentro busca dar paso a voces nuevas y conjuntarlas con poetas que ya cuentan con trayectoria dentro del ámbito literario. Tal fue el caso de esta mesa, que conjuntó no sólo a escritores que ejecutan la creación poética, sino que incurren también en el terreno editorial, con una “voz nueva”; tal es el caso de los poetas Iván Cruz Osorio (Malpaís Ediciones), Juan Carlos Valdovinos (Editorial Fridaura), José Fons (Textosterona), Manuel Cuautle, Pedro Emiliano y el joven Alan Cristopher Aranda, quien compartió sus primeros versos con nosotros.
Quinto día A unos días de celebrar el día de muertos, El Cerrojo conjuntó a siete poetas que armonizaron la noche con la oscuridad de las calles mexicanas. Tocó, así pues, el turno a Jorge Aguilera, Rafael Mondragón, María Eugenia Rodríguez Gaytán, Inés Parra, Adriana Tafoya, Rogelio Perusquía y Guillermo Vega Zaragoza. Aún en el ambiente se podía sentir ese frío tan lleno de nostalgia que dejan en las calles las festividades mexicanas dedicadas a nuestros difuntos, por lo que la poesía fluyó por las venas cálidas de todos los presentes. Sin duda, un 6 de noviembre de 2015 que se quedará en el alma y la memoria, en la cerveza y la caminata a las horas frágiles de la madrugada…
Sexto día Un día festivo, pero también con una profunda tristeza para todos aquellos que entablamos con Max Rojas algo más que la amistad. Tocó el turno a uno de sus amigos y con quien compartió muchas veces la mesa de lectura: Roberto López Moreno, y lo acompañamos ese día Hortensia Carrasco, Fernando Salazar Torres, Arturo Terán y Mendoza y el que ahora escribe. Tarde-noche en El Cerrojo que ese día, 7 de noviembre de 2015, ofrecía su casa para festejar al poeta. La noche estaba cantada para el festejo y el tequila, la cerveza, el mezcal y el café que acompañaron a todas las almas que ese día coincidíamos en el amor a la poesía, en la creencia de la amistad, y en el maravilloso Max Rojas, quien muy seguro desde el lugar donde ahora estaba, brindaba con nosotros por la soledad que nos unía, por el espíritu y la vida misma. Salud a Max, y a todos los poetas que año con año construyen este homenaje a una voz muy representativa de la poesía mexicana de calidad. Gustavo Alatorre / CDMX, JULIO DE 2016.

miércoles, 21 de octubre de 2015

7° Encuentro Nacional de Poesía Max Rojas 2014. Primera entrega.

A poco más de un año, hacemos la primera entrega. El día viernes 18 de Julio de 2014, en la Galería de arte V&S, se inauguró el 7° Encuentro Nacional de Poesía Max Rojas Ciudad de México 2014, con la atenta colaboración de los poetas que esa tarde brindaron al público parte de su obra: Adriana Tafoya, Jorge Aguilera, Érick Salgado, Marcela Romn y Fernando Salazar Torres.
Como parte fundamental del encuentro, cada año buscamos gente que se sume no sólo como participante, también como personas que brindan su espacio– galería, centro cultural, casa de cultura, bar, café- para la difusión de la cultura y la poesía. Este año fue el caso de la Galery V&S, quienes no sólo dispusieron el espacio, sino la buena voluntad y las bebidas espirituosas.
Otro aspecto importante en este encuentro, es la apertura a gente joven, a poetas que empiezan a construir una obra, una poética. A propósito de esto, una vez platicando con Max Rojas, recuerdo que puso mucho énfasis en este sentido: el encuentro debía albergar a poetas jóvenes, pues Max Rojas, y lo sabemos todos los que lo conocimos, se sentía mejor entre esos poetas que, muchas veces, con gente de su generación. Tal fue el caso de Érick Salgado, quien hizo el esfuerzo de venir desde su natal Guerrero hasta las calurosas tardes frías llenas de sol y lluvia del D.F. A esta lectura, se sumó la presencia y poesía de Marcela Romn, a quien fue grato conocer este año y que su sola amistad es prueba ineludible de que el encuentro Max Rojas cumple su papel principal - más allá de mafias literarias, corruptelas baratas o intereses muchas veces oscuros que viven con nuestros impuestos- : unir gente, comenzar amistades: si he conocido a lo largo de mi vida literaria a un poeta cuya obra hable bien y fuerte de él, pero que sobre todo sea una persona que se brinda y celebra todo acto libertario y poético, sin cabida para la soberbia y la pose artística, este fue Max Rojas.
Este día también trajo consigo una agradable sorpresa: descubrir una obra poética atractiva y sólida como la del poeta Fernando Salazar Torres; encuentro posible gracias a las mesas de lectura de este festival. Y bueno, como cada año, desde el inicio de este festival, una voz que ha ido ganando peso en el ambiente literario, no sólo por su labor editorial, sino por su aporte literario: Adriana Tafoya, a quien este festival, se debe decir, mucho debe. Por otra parte, el “Max Rojas”, como los poetas le comienzan a decir, también sirve de pretexto y de invento para celebrar amistades y recuentros, tal es el caso del poeta Jorge Aguilera, compañero de generación en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y quien ese año sacaba a la luz su primer poemario: Glosar Rupestre.
Pero también la tarde sirvió para la plática, la poesía, la bebida y la amistad. Sin embargo, una presencia comenzaba alejarse de nosotros; pero no su voluntad, su obra, su legado. Esta noche que escribo estas líneas, sólo puedo tener unas palabras para ese brillante hombre, y brindo por él en esta noche no como el gran poeta que es, sino como el amigo que conocí una noche en el legendario tugurio “El león Dorado”, entre mujeres, vodka, cerveza, tequila y amigos: ¡Salud a Max Rojas y larga vida al encuentro! Gustavo Alatorre, Ciudad de México, octubre de 2015.

lunes, 26 de mayo de 2014

Última Entrega

Para cerrar el encuentro propusimos un cartel de lo más atractivo. Por un lado, convocamos a poetas que han comenzado a ganarse no sólo un lugar en las letras mexicanas, sino también el aprecio y admiración del lector; y por otro lado: poetas de lo más interesantes, cuya obra comienza a ser vital para tener un panorama exquisito de la poesía mexicana. Fue así como la tarde en la fría plaza del Barrio de San Matías comenzó a llenarse de una atmósfera propia para la poesía; el silencio sabatino, la lluvia como amenaza latente y la palabra poética de las escritoras: “Tengo que dejarte/ cerrar las puertas de la casa// a diecinueve pestillos/ los portales de mi pecho. / No pondrás un solo pie/ en los jardines, / estúpido retoño. / Da un paso/ y arderá el bosque/ creceré fuego/ en el jardín del odio/ tu planta será ceniza/ porque árbol, selva y jardín/ son míos/ porque casa, fuego y ceniza/ me pertenecen.” (Adriana Tafoya: del libro Los cantos de la Ternura)
Cada una de las lectoras hizo suyo el ambiente: el ruido de las campanadas de la iglesia, las primeras gotas de lluvia y el silencio del público. No había duda para los que presenciamos esa lectura que una buena parte de la poesía de buena manufactura está en la escritura femenina; al menos ese parecía ser el comentario generalizado de los asistentes: “Entre veras perdida/ dije aquí lo que en mi mundo/ tuve: tierra y más tierra de cara al sol/ para que oyeran/ esta mano de mí, por mí torcida. / Alabado sea el suelo/ de las cosas bienamadas. / Lo que amas te sea tierra, / tierra de mí, en mis páginas te vea/ y seas siempre/ ávida/ aun en mi miedo de ver y escribir/ en el sueño.” (María baranda: del libro Ávido Mundo) Como parte de las invitadas especiales, Hortensia Carrasco deleitó con su poesía de tono nostálgico. Una de las poetas que más han llamado la atención en los últimos años y que sin duda dará de qué hablar en los próximos, precisamente por su calidad literaria: “El hombre se aleja de su casa/ Llevando en sus ojos un racimo de uvas/ Entre la chaqueta una botella preñada de vino/ Que no es sangre de la sangre de nadie/ Sino la herida de las parras en el campo/ El llanto ardiente en los viñedos./ Un ferrocarril anuncia una nueva marcha/ Y en la cara del hombre/ Las ausencias han hecho su metamorfosis./ La tambaleante figura/ Contempla el blondo greñerío de los trigales/ El tripería de la tierra sostiene sus latidos. / Algo de tranquilidad resuella entre algún vidrio. / El Hombre bebe a ratos. / El vino es la estrella fugaz que lo ilumina.” (Hortensia Carrasco: Estrella Fugaz)
Tarde nos hizo falta para anochecer con la poesía y las poetas. Poco a poco la luz de la palabra comenzó a iluminar lo que la noche ganaba en tono. Era la hora de partir y dejar llegar el vino a nuestras almas, no sin antes brindar a fondo por los poetas que año con año hacen de este encuentro un coloquio, una comunión de espacios y de poéticas. Pero también por rendir el merecido homenaje al poeta Max Rojas, quien sigue sacando de los días la fuerza para seguir versando. Salud a los poetas todos, y salud por las poetas que cerraron no sólo el encuentro, sino la noche del alma de todos los presentes: “Cuando el crepúsculo se baña en los cristales/ Es extraño sentirse sexy en los aviones/ Ver las despedidas a lo lejos/ Y esperar la noche sin estrellas/ Nada en el mundo me es ajeno/ Cuando la tarde se baña en mis pupilas/ Y los pájaros dicen ¡mientes!/ Porque tu nombre no eres tú/ Ni las cosas son el nombre de las cosas/ No dormiré esta noche/ No sepultaré mi voz en la penumbra/ No seré un pequeño eco/ Ni una burbuja de humo en la ceniza/ Nada en el humo me es ajeno/ En el instante en que el nombre/ Más exacto de las cosas/ No eres tú.” (Leticia Luna: del libro El amante y la espiga)
Gracias a Carmen Zenil, Adriana Tafoya, Inés Parra, Leticia Luna, Hortensia Carrasco y a María Baranda, nuevamente. “A la luz llegaré/ cuando mi rostro se haya/ pulverizado en la oscuridad./ El mármol/ las lágrimas, las piedras/ secarán mis ojos. / Los días ya no serán suficientes/ para sacar del mar/ tu respiración.” (Inés Parra: del libro Música de violín para suicidas) 24 de agosto de 2013.

miércoles, 21 de agosto de 2013

CUARTA JORNADA

En una tarde que parecía abandonada por la gente y el mundo en general, llegamos a la Ex capilla de Guadalupe para dar comienzo a la cuarta sesión del encuentro. Rodeado de árboles y escaleras, de penumbra que crecía conforme el día transcurría, el recinto dio posada a cinco poetas de excelente calidad.
La primera en abrir la sesión fue Julieta Gamboa, quien con su poesía de tono más relajado y reflexivo pareció dar continuidad a la paz que el mundo y la ciudad raras veces brindan a los capitalinos. Poemas que abordan el origen del ser, del alma, que se construyen así mismos y se reconocen –y conocen–. Como si en ellos existiera un ser a punto de estallar pese a la mesura y el ritmo cadencioso que tienen los textos de esta poeta.
El segundo en abrir el verso fue Miguel Santos, poeta campeón del torneo Adversario en el cuadrilátero y que dio fiel testimonio del por qué de su trono. Poeta que sin duda dará de qué hablar conforme avance su obra. Santos reúne en su poesía el idóneo equilibrio, desde mi punto de vista, de la poesía vertiginosa de los años recientes pero dejando a un lado la simple y vana enumeración caótica que suele desmeritar la propuesta de ciertos poetas recientes; en Santos hay sentido, existe un qué decir y un porqué. Buena poesía, sin duda alguna. La tercera en dar lectura a su obra fue Blanca Vázquez, parte de la comitiva del estado de Guerrero que este año participa en el encuentro. La sorpresa fue agradable y no se esperaba menos. No hay duda que la descentralización poética ha permitido el nacimiento de excelentes voces y propuestas que ya no sólo se concentran en las grandes urbes del país.
El cuarto en entrar a escena fue Leopoldo Lezama, quien con un poema de largo aliento aclimató la noche, calmó el viento e hizo vibrar los muros de la capilla: Imagen tras imagen, el poema de Lezama hizo recordar por momentos la construcción poética de un José Carlos Becerra, pero a su forma, a su estilo. Poeta hasta cierto punto alejado del reflector de la parafernalia del mundo literario, Lezama demostró la buena hechura de su poesía, voces como la de él seguramente el tiempo acomodará en su justo espacio. El último en dar voz a su obra fue Ángel Carlos Sánchez, quien hizo rondar el hambre, el paisaje provincial y la injusticia de este país en su poesía. Poeta ya conformado en estilo y voz propia, su obra empieza a ganar seguidores y quienes lo hemos leído o escuchado no dudamos de su calidad y el por qué de sus seguidores.
La noche cayó de pronto en su totalidad, la gente comenzó a irse para internarse nuevamente en el tráfico y el humo de la ciudad, en los escaparates, las luces y las vías. Poco a poco fuimos abandonando la Ex capilla conforme el tequila se acababa. Terminamos el día, la tarde y los árboles. Bajamos a la calle, a las esquinas, a la vida y, parafraseando al maestro Gonzalo Rojas, bajamos nuevamente a buscar nuestra cabeza por el mundo.

TERCERA JORNADA

Como parte de la tercera jornada del encuentro dedicado al vate Max Rojas, se presentó en la ciudad de México la legión hidalguense conformada por los poetas Rogelio Perusquía y Ramón Antonio Gil; acompañados del poeta Ricardo Sevilla y las poetas Yelitza Ruiz y Becky Runbistein F., en un Don Porfirio Caffe abarrotado por los escuchas que esa tarde se dieron cita.
De igual manera que la noche comenzaba a nacer, la poesía de los poetas de esta sesión comenzó a tomar espacio en la galería, a subir por los oídos de quienes esta vez asistimos a cumplir una vez más con ese rito que compete a la escritura. Las caravanas de los versos a la amada que poblaban las calles de los versos de Rogelio vibraron el ambiente de cierta nostalgia, seguidas del ritmo atrayente del poeta Antonio Gil, quien demostró que en Hidalgo existe muy buena poesía.
Los poemas de corte narrativo de Ricardo Sevilla se hicieron presentes desde la trinchera del intelecto, la reflexión y la ironía. Cargados en todo momento de una reflexión profunda y lúcida de la realidad y la vida cotidiana. El poeta dio ejemplo de la brevedad y el poema largo y narrativo. Ambas formas en él conviven sin ningún problema. El paisaje de la poesía de Yelitza Ruiz también cobró presencia. Las cruces, las iglesias y las letanías tienen en ella altura de algo más que un recurso, son imágenes que producen en el lector y el escucha atento la evocación, la ensoñación: “Amanecí repleta de pájaros,/ junto a tus alas que guardan reposo/ en medio de un canto que lastima el oído,/ que abraza la corteza del árbol, / en la memoria de abril que lleva tu nombre./ Amanecí con el vientre repleto de aves,/ en el nido que arde al filo de las ramas.”
La poeta Becky Runbistein ofreció una serie de poemas que violentaron en todos sentidos el rol pasivo que suele creerse de la mujer. Tomando como motivo principal el cuento de Caperucita y el lobo feroz, la poeta revierte el rol pasivo que suele darle la visión masculina a la mujer y nos ofrece una serie de poemas que hablan con mayor fidelidad de lo que es ahora el papel de ésta en la sociedad, en la poesía y en la vida en sí. La caperucita se ha vuelto loba y orgullosa de ello, revierte el mundo, parece decirnos la poeta.
Al final del día quedó impregnada el alma de quienes estuvimos ahí de poesía, de café, de palabras que son y serán, para todos nosotros que gustamos de la escritura, la llave con la que abrimos y cerramos el mundo.